La abismante diferencia entre un 1,0 y 1,1

De vuelta a los estudios, y no se puede evitar el recordar los episodios que caracterizaron el periodo anterior. Lamentablemente, es más fácil recordar cosas malas (que nos hacen desear que sigan las vacaciones) que cosas buenas (que eventualmente, nos harían querer volver a los libros). Entre tantos recuerdos, me vino a la mente una charla sobre las notas obtenidas por la caterva en una entonces reciente prueba.

Ha de saberse que hoy en día ya no es una amenaza de parte de los profesores la famosa y jamás nunca bien ponderada nota 1,0. De hecho, se utiliza cuando se tiene inasistencias sin justificación o se copia descaradamente. Experiencias se pueden encontrar a la vuelta de la esquina. En otros casos, también existen aquellos mentalmente alterados, que no pueden coordinar sus pensamientos con lo que el lápiz escribe, y bueno, la nota no termina más que expresando uno que otro trastorno. Es todo eso la generalidad de la nota 1,0? En lo absoluto, pero para hacer un poco más extensa esta entrada, divagaremos al respecto en los supuestos más superficiales (muchas razones pueden haber para una nota 1,0 y nadie puede decir que jamás la obtendrá).

Para seguir, comparemos la tan mencionada nota, con una nota 1,1 que es prácticamente lo mismo. En una nota final, donde se promedian varias notas, un 0,1 no hará mucha diferencia entre "pasar" ó "eschárse" un ramo (pensando que una de esas es un 1,0).

Imaginemos a dos personajes con un coeficiente intelectual que los hace competir mano a mano con un Quitridio. Al momento de presentarse a dar una prueba de la corriente asignatura de "Filosofía de la Mitósis Gonádica", ambos toman distintas actitudes: El primer personaje, al que llamaremos George, se muestra como un ser agobiado por penurias externas (que no "necesariamente" sean de su responsabilidad), y por lo tanto, prefiere no afrontar una dificultad más y entrega la hoja en blanco (sabemos que en realidad no tenía idea de qué es lo que entraba en la prueba). El segundo personaje, en cambio, al que llamaremos Hugo, da una muestra de personalidad, y de fiereza. Pareciera tener un buen don de la palabra, pues se toma mucho tiempo en contestar las tres preguntas de la prueba, aunque bien podemos deducir, que el contenido es pura bazofia.

Entregadas las notas, los resultados que nos interesan (si no es así, dejen de leer, bastardos!), son los siguientes: George obtuvo un olímpico 1,0 mientras que Hugo obtuvo un no menos despreciable 1,1. ¿A qué podemos aventurarnos a decir? Pues me parece que si bien no son reglas indiscutibles, existirán unas presunciones que se encontrarán en boca de muchos al sonar estas lindas notas en la voz de un académico:

1.- "Un 1,0 significa que el personaje no pudo concentrarse en la prueba. Algo le preocupaba y de seguro era más importante que asegurar una buena nota".

2.- "Un 1,1 significa que el personaje es un retardado mental, y si tiene una décima de más, es porque al menos acertó a las iniciales de su nombre. Todo lo que contestó en el desarrollo está errado".

Estas serán presunciones, que por definición, no son probadas. Si se analiza la situación inicial de ejemplo, ambos personajes tienen el C.I. de una mandarina (y no una mandarina muy inteligente), pero la diferencia de actitud mostrada al público presente, logró que sus notas tan símiles, sean interpretadas de formas tán distintas.

No quisiera que el lector pensara que la entereza que pueda demostrarse en una sala de clases, a lo más puede valerle un 0,1 por sobre la nota "equivalente" a su "conocimiento", sino que el hacer juicios de las personas, basados en sus calificaciones, no siempre estarán cercanos a la realidad. Aparte del ejemplo visto, y por el contrario, un sujeto que tenga buenas calificaciones, puede ser muy estudioso, o muy tramposo.

¡Adios, Ilusos!