Si alguien se encargara de analizar las cosas que he escrito en este escupidero, podría darse cuenta que cada vez existe menos esfuerzo mental, dado que en un inicio existía un contenido que indicaba que el autor se sentó a meditar y a reflexionar del tema ("La Abismante Diferencia entre un 1.0 y un 1.1"; Role Playing Class; Apología al tiempo y a la Desidia (Parte I y II), etc.). Hoy en día, las entradas han tendido a evidenciar hechos recientes, por lo que el esfuerzo mental de darles un toque fantástico o siquiera de análisis no ha existido.
Lo bueno es que ninguno de ustedes, malditos insectos, se tomará el tiempo de hacer ese recorrido cronológico en las entradas de este blog, por lo tanto nunca sabrán que me he vuelto un vago mental, y podré regodearme de la virtual superioridad que tengo sobre ustedes, la cual y lamentablemente, sólo yo reconozco. En todo caso, puedo auto-postearme como anónimo para reconocer esa superioridad. Cualquier intento de ustedes de hacerme ver la realidad, quedará acallado por una avalancha de halagos y pedidos de hijos.
En fin. Hoy me levanté con ganas de vivir. Esto, porque a diferencia de muchos mortales, me gusta ver que llueve. Algunos que se las dan de psicólogos (sicólogos para los extranjeros), dicen que eso tiene relación con una tendencia depresiva. Sepan ustedes que si llegan a pensar eso de mi, me suicido.
La explicación viene de la mano por la razón de que muchos canten bajo la lluvia. Eso, a su vez, tiene su explicación en la física. El agua al caer, libera … bueno, ¿qué les importa? No son científicos.
Creo que también ayuda el soundtrack que tengo reservado en mi Mp4 para esas circunstancias. Escuchar canciones de grandes como: The Doors (People Are Strange, Riders On The Storm), October Falls (cualquier Marra), Bauda & Leuku (Split: Mares), Jill Tracy (cualquiera que sea lenta), etc., significan el mirar y sentir el agua de una forma muy distinta.
La gente común y corriente tiende a desganarse por pensar en las personas que hoy en día no tienen un techo por las consecuencias del terremoto. No les creo. Y no les creo porque la tendencia negativa ante la lluvia es generalista desde antes del terremoto. Que vengan a excusar su pobre reacción con un supuesto sentimiento de empatía con el prójimo me suena a negar la flojera ante la necesidad de “cambiar el chip” frente a la lluvia.
No quiero parecer un terrorista de la conciencia social, que no siente compasión por los que han sufrido por el terremoto y/o no tienen un techo donde estar (esto, porque lo soy y no quiero mostrarme tal cual en un blog público), pero creo que la conciencia colectiva de que “la lluvia es mala” no aporta en nada al estado de ánimo de la población. Ese estado de ánimo que tiene carácter de contagioso. Por lo mismo, al contrario de lo normal, debería existir un espíritu de “¡Viva la vida!”, “¡Bajarán las frutas y verduras!”, “¡Orson es Gay!”, etc., que sería un real aporte a las personas que lo están pasando mal.
Maldita sea… paró de llover. Y con eso, se esfumaron mis ganas de seguir escribiendo. Pueden todos pudrirse en el maldito infierno y esperarme para cuando baje y les pueda patear los cráneos.
¡Adios, Ilusos!
PD: Más encima sale el sol. La vida no vale nada.
